El Norte “first”
El Norte “first”

El Norte “first”

La propuesta planteada por la India y Sudáfrica en la Organización Mundial del Comercio para levantar temporalmente las patentes sobre las vacunas contra la Covid_19 ha fracasado. La financiación pública de la investigación contra el virus ha facilitado la obtención de las vacunas pero no ha garantizado el acceso universal a las patentes farmacéuticas.

La iniciativa que multiplicaría las dosis y facilitaría el acceso global al medicamento no sale adelante por la negativa de la Unión Europea, los EE.UU., Reino Unido, Noruega, Australia, Brasil y Japón. Un nacionalismo de vacunas que evidencia la división Norte/Sur entre los países desarrollados y los países empobrecidos, que recuerda a la situación de la primera oleada cuando África quedó por detrás de los continentes ricos en la carrera por el aprovisionamiento de mascarillas y equipos de protección.

Es una evidencia que la pandemia se controlará cuando la inmunización de grupo sea generalizada de forma universal. En este sentido, es necesaria la aceleración en la vacunación mundial para evitar mutaciones del virus en millones de personas infectadas que producen nuevas variantes más peligrosas, como en el caso de la variante sudafricana que asola los países de África austral –para la que la vacuna de Oxford tan solo tiene un 10% de eficacia según los últimos estudios–. Una situación que los expertos prevén que se agrave ya que no hay previsión que a corto plazo se puedan iniciar campañas de vacunación de magnitud suficiente. En la primera oleada África salió relativamente mejor parada de la pandemia, pero ahora la situación se ha agravado llevando los sistemas de salud al límite del colapso. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud impulsa la iniciativa COVAX que intenta facilitar vacunas en 92 estados de ingresos medianos o bajos. Los epidemiólogos son contundentes afirmando que no veremos el fin de la pandemia hasta que África no disponga de grandes cantidades de vacunas. El argumento es sencillo: cuanto más circule el virus más probabilidades de mutación, de que las vacunas sean menos eficaces y de que la vuelta de una variante más peligrosa hacia el Norte sea una realidad.

Ante la más que probable necesidad de programas de vacunación a largo plazo para mantener la respuesta inmune y contrarrestar la aparición de variantes del virus, se hace imprescindible una voluntad política internacional decidida para que la vacunación llegue a todos los países, no tan solo a los ricos. En este sentido, los intereses de las farmacéuticas son claros, el beneficio privado, es por eso que los organismos internacionales y los gobiernos estatales tienen que exigir la colaboración entre farmacéuticas y adecuar los mecanismos de control y distribución adecuados para conseguir una fabricación de vacunas masiva, adaptada a los cambios del virus y de acceso universal.

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