Un granito de arena por el Francolí
Un granito de arena por el Francolí

Un granito de arena por el Francolí

Parece una contradicción, pero el desierto del Sáhara y el río Francolí estarán conectados durante unos días. Y es que el tarraconense Jesús Gellida ha decidido unir ambos espacios. Uno, inmenso y árido. El otro, un rincón en casa nuestra que busca un futuro mejor. “Es mi granito de arena, literalmente, para sensibilizar y concienciar sobre el estado del Francolí”, explica el atleta de 41 años. Gellida habla sobre su participación a la Marathon Des Sables, una conocida y temida prueba que recorre 250 kilómetros por el desierto marroquí en seis etapas -una de las cuales, doble- y que este año llega a las 36 ediciones. O lo que es lo mismo, casi un maratón de media por día en entornos naturales. Nada de asfalto. “Es el reto deportivo más grande de mi vida”, reconoce Jesús, que aspira a acabar la dura competición. Sin embargo, hay un reto todavía más relevante. Gellida quiere contribuir a la mejora del Francolí a su paso por la ciudad. Lo hará con una causa solidaria, ya que correrá en favor de la iniciativa kmSOStenibles para la ONG Empieza lo Cambio con el fin de renaturalizar el entorno del río tarraconense. Cada kilómetro que el atleta complete se puede apadrinar a partir de un euro.

“Hemos vivido muchos años de espaldas al Francolí”, lamenta Gellida. En efecto, hace ya un buen puñado de años, cuando Tarragona ganó un parque, perdió un río. En este sentido, el atleta define la zona próxima a la desembocadura como “un canal”. Cada vez más tarraconenses opinan que esto no puede continuar así y Gellida apunta directamente que “no solo se necesita un lavado de cara, sino una actuación profunda”. Con todo, el cambio de mentalidad ciudadana empezó a tomar forma con los primeros meses de la pandemia. Con el desconfinament progresivo, el hambre de espacios al aire libre para pasear o hacer deporte se disparó. El parque del Francolí ganó muchos adeptos. Aun así, la asiduidad ha puesto de manifiesto el evidente estado de “degradación” de una zona por la cual “no se ha tenido respeto”, tal como define el atleta. El clamor ciudadano ya se ha articulado a través de iniciativas de varias ONG, con actuaciones concretas. El verdadero éxito, pero, es haber llegado a las instituciones. Uno de los principales proyectos del Ayuntamiento de Tarragona que se presentan a los fondos europeos Next Generation es la renaturalización de la Anilla Verde. Se buscan tres millones y medio de euros, y el cauce del Francolí es uno de los lugares clave.

Mientras tanto, servirán las modestas acciones, como la de Jesús. Todo ayuda. El objetivo de su iniciativa es llegar a los 1.500 euros de recaudación. Ya tiene asegurado el millar antes de empezar la Marathon Des Sables. Todo ello -aunque no se logre la cantidad objetivo- servirá para reforestar una zona del cauce todavía para definir entre la desembocadura y la AP-7. La cantidad de árboles será de “varios centenares” y dependerá de las aportaciones económicas. Los plantarán niños y jóvenes tarraconenses, puesto que las escuelas Tarragona y Prácticas y el Complejo Educativo de la Laboral se han interesado por el proyecto de Empieza lo Cambio. La plantada podría llegar a finales de este curso escolar, pero seguramente lo hará ya el próximo, por lo que el tipo de especie seleccionado también dependerá de esto. Además de dotar el Francolí de una imagen más parecida a como era hace unas décadas, lo más importante es la sensibilización y concienciación de las nuevas generaciones hacia la sostenibilidad. “Si ellos lo tienen claro, podremos ir algo mejor en cuanto a la conservación del planeta y los espacios naturales”, remarca Gellida.

“De jovencito, cuando hacía atletismo, ya sonaba esta carrera. Pero siempre pensaba que era una prueba inasumible, quedaba lejos”, relata Gellida. Cuanto menos, confiesa que “con la pandemia tienes muchas horas para pensar”. Es así como el atleta tarraconense se empezó a plantear hacer kilómetros y más kilómetros por el Sáhara. De este modo, ya hace cerca de dos años que la idea rondaba por la cabeza de Jesús. Y, “al final, se ha dado la casuística” para participar a la Marathon Des Sables. Por un lado, ha tenido que dejarlo todo ligado en casa con la pareja y los niños, y también en el trabajo. Por la otra, un reto de estas características no sería posible recurriendo tan solo a su bolsillo. Es, a todos los efectos, una aventura con sello DO Tarragona. “Económicamente, hay mucha gente detrás”, celebra Gellida. Entre otros, Maesport Turismo Deportivo, Sakadi Treks, El Árbol del Desierto, Clínica Mergaz, Dani Luaces y ENE Telecomunicaciones. También colaboran Trail.cat, el Club Excursionista Alliberadrenalina, el Club Atletismo Tarragona y Fincas Moix.

Si reunir las condiciones económicas es importante, reunir las físicas todavía más. Hacer de media un maratón al día durante una semana es un reto titánico. Para Gellida todavía más complicado: “He hecho solo un maratón de asfalto, la de Barcelona”. Fue el año pasado. Eso sí, la tipología de carrera tendrá alguna similitud más -pocas, igualmente- con las carreras de montaña que ha hecho. En este ámbito, con distancias todavía más largas que un maratón, sí que acumula mucha más experiencia. Sobre esta base se ha preparado después el entrenamiento específico para la prueba. Para Jesús ha estado clave un atleta que ya ha pasado antes por el Sáhara: “Quien más me ha asesorado es Albert Gine, de Roquetes, que lo ha hecho tres veces. Lo ha disfrutado y sufrido en tres ediciones. Me ha resuelto todas las dudas”. Con todos los consejos recogidos, Gellida se ha hartado de correr por espacios naturales a tocar de casa, como la playa Larga. También en Riumar, en el Delta del Ebro. Siempre con tandas de entre 20 y 40 kilómetros, a pesar de que ya hace semanas que ha levantado el pie del acelerador. Con todo, “no puedes recrear del todo las condiciones, tampoco las meteorológicas”, admite el atleta de 41 años. Al fin y al cabo, tampoco buscará una buena marca: “Acabarlo ya seria todo un éxito”.

Jesús Gellida sabe que correrá unos 250 kilómetros por el desierto más icónico del planeta. Sin embargo, todavía no sabe por donde pasará. Tan solo lo desvelarà una vez llegue allá y le entreguen el libro de ruta, ya que cada una de las 35 ediciones anteriores de la Marathon Des Sables ha tenido un recorrido diferente. Entre etapa y etapa los corredores duermen en jaimas -”no tienen nada que ver con las de las películas”, aclara-, donde Gellida compartirá espacio con otros catalanes con quienes ya ha contactado por Instagram. A pesar de no saber cuál será el trazado, Jesús sí que tiene una idea de que se encontrará: “Son pruebas en terreno pedregoso alrededor de rieras y ríos secos, con más o menos desnivel”. Sin embargo, las dunas son lo que le “saca más el sueño”. Así, el atleta anticipa que “para correr en arena tienes que ir con material muy bien preparado para evitar que te entre en los pies y se te abrasen”. También le hace respeto el contraste térmico del calor de día y por la noche, cuando bajan las temperaturas. Ya hace días que Gellida actualiza constantemente la previsión meteorológica. Lo más peligroso son las posibles tormentas de arena. “Si hay, te tienes que quedar en el lugar y después te dejan volver a arrancar”, indica. Por todos estos motivos, los participantes estarán controlados por GPS y balizas en todo momento, y siempre con un botón de auxilio al alcance.

La Marathon Des Sables es una competición individual, pero los corredores tienen un compañero de viaje imprescindible: la mochila. El primer día ya lo cargan todo encima, a excepción del agua, que se entrega en los puntos de control, cada decena de kilómetros. Así, tienen que gestionar el material y los alimentos durante las seis etapas. La organización indica que las bolsas tienen que pesar entre seis kilos y medio y quince. Gellida calcula que estará entre los ocho y los nueve kilos. Cuando cargue el agua, el peso subirá. “Tienes que valorar entre el confort y el peso”, reconoce Jesús. A partir de aquí se trata de jugar con que llevas y que no. La crema solar es un elemento obligatorio. También lo es el saco de dormir, pero la organización te da libertad en cuanto a sus características. Gellida explica que “ puedes llevar uno de ligero, pero con el cual pasas frío y no sea cómodo”, aunque no será su caso. Él sí que contará con una ligera esterilla de medio kilo, un enser que es optativo: “No es correr y volver a descansar en casa. Es hacerlo en otro país, en un desierto, en un lugar donde no estás acostumbrado a correr”. Hay que buscar, pues, las mejores condiciones. En cuanto a la comida, es un verdadero rompecabezas. Gellida se ha preparado una bolsa por cada día con tres comidas. Eso sí, todo deshidratado. Antes de consumir se tiene que hidratar de nuevo. También cargará sales y complementos vitamínicos. La importancia de una buena alimentación será clave: “Si tienes que llevar peso de más, que sea comer. Es el combustible necesario para afrontar la etapa y el resto del día. El peso va bajando cada día, mientras que las piernas pesan cada día más”, concluye.

La aventura de Jesús Gellida empieza este mismo jueves, cuando vuela desde Barcelona hacia Casablanca. De allá irá hasta Errachidia. A partir de aquí, el desierto del Sáhara por delante. Se podrá seguir su evolución en la página web de la Marathon Des Sables. Entre etapa y etapa, el atleta tarraconense irá llenando sus bolsillos con granitos de arena para su estimado río Francolí. Mucha suerte, Jesús!

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